La cámara fotográfica es un mecanismo que permite realizar capturas del mundo visible a través de la inscripción de la luz reflejada o emitida por los objetos sobre una superficie fotosensible o un sensor electrónico. Es el medio técnico que posibilita la generación de imágenes fotográficas, invento fundamental para la humanidad en la medida que potencia en múltiples aspectos el régimen escópico dentro de las sociedades modernas. Desde su irrupción en el siglo XIX, la cámara fotográfica ha tenido una rápida expansión y perfeccionamiento. Los usos que posibilita son variados debido a las ventajas que poseen sus imágenes como índice del mundo sensible. Entre otras áreas, su agenciamiento ha sido relevante dentro del periodismo, las ciencias, las artes, la criminalística, el deporte, la moda, el espectáculo, la documentación (etnográfica, histórica, etc.) y la vida cotidiana.
La invención de la cámara fotográfica está vinculada a avances en los campos de la óptica, la física y la química. Tiene como prototipo base y precedente principal la cámara oscura, que consiste en una caja o habitación hermética con un pequeño agujero en un extremo; este proyecta la luz en forma de imagen invertida en la superficie opuesta. Utilizada desde el siglo XVI, la cámara oscura permite desarrollar dibujos de una alta precisión. Las primeras fotografías se adjudican al francés Nicéphore Niépce, quien inicia sus investigaciones hacia 1816. En 1824 realiza sus primeras capturas sobre metal y piedra desde la ventana de su propiedad de Gras en Saint-Loup-de-Varennes. A este procedimiento lo llamó “heliografía” (“escritura del sol”). La primera cámara fotográfica de la historia surge del trabajo conjunto entre Niépce y Daguerre −decorador y escenógrafo con vasta experiencia en el mundo del espectáculo y los efectos visuales−. Esta cámara se llamó Daguerrotipo y fue patentada por el Estado francés y liberada para su uso público en 1939 (presentada por François Arago en la Academia de Ciencias y de Bellas Artes).
Si bien las capturas obtenidas por el Daguerrotipo destacaban por su fidelidad en comparación con otros instrumentos ideados durante la misma época, su inscripción sobre una placa metálica se limitaba a una única imagen (positivo directo), cuestión que en pocas décadas perderá vigencia conforme son exploradas las capacidades reproducibles de este medio. Uno de los principales aportes, en este sentido, proviene de un invento paralelo al Daguerrotipo, el calotipo, desarrollado por el inglés William Henry Fox Talbot. Con su cámara podían obtenerse imágenes generadas a partir de negativos en papel, este elemento se volverá crucial en la historia de las cámaras análogas, abriendo a la vez preguntas fundamentales en el campo de la estética y la cultura visual, como el fin de la época aurática del arte en la obra de Walter Benjamin.
La segunda mitad del siglo XIX asistió a un proceso de industrialización y masificación del uso de las cámaras fotográficas. Su acceso público, cada vez más amplio, encontró un momento crucial con el lanzamiento de las cámaras portables Kodak de Eastman Kodak Company en 1888. Este hito permitía a los usuarios no expertos la generación de sus propias capturas, dominio antes reservado exclusivamente a los talleres y estudios de fotografía, diversificando aún más las potencialidades del medio. Desde entonces la presencia de las cámara portables profesionales y amateur adquiere una relevancia ineludible a lo largo del siglo en el entramado de la realidad contemporánea. La invención de la cámara digital a finales del siglo XX transforma radicalmente el soporte de inscripción y almacenamiento de las capturas fotográficas, extinguiendo el vínculo material que poseía la huella analógica e inaugurando una nueva era inmaterial para la fotografía, esta vez bajo los códigos de la información binaria. Su presencia digital es hoy masiva y ha pasado a formar parte de la cadena de información social viralizada a través de internet, gracias a su adaptación a dispositivos celulares y sistemas operativos de diversa índole.
Los primeros usos de la cámara fotográfica en Chile se dieron tempranamente: en 1843, el francés Philogone Daviette realizó los primeros retratos en daguerrotipo en el puerto de Valparaíso. Luego, en 1845, el chileno José Dolores Fuenzalida, quien fuera estudiante de Daviette, abrió un estudio de fotografía en la misma ciudad, al igual que posteriormente lo hizo Carlos y Jacobo Ward, William Helsby, Robert Vance y Hoytt y Guillermo Freudentheil. Progresivamente la daguerrotipia se expande a otras capitales del país como Santiago y Copiapó. Desde entonces las tiendas y talleres de fotografía comienzan a proliferar promoviendo una competencia que incorporará otros medios fotográficos, como el calotipo y el ambrotipo, y los nuevos formatos de fotografía populares en Europa como el carte de visite.
Fuentes
Benjamin, Walter (2015). La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica y otros textos. Buenos Aires: Ediciones Godot. Fontcuberta, Joan (2016). Estética fotográfica. Una selección de textos. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. Sontag, Susan (1981). Sobre la fotografía. Barcelona: Edhasa.