El término «hardware» se refiere a los componentes físicos de un sistema informático. Estos incluyen desde la unidad central de procesamiento (CPU), memoria, placas base, discos duros, hasta periféricos como teclados, ratones, impresoras y pantallas. A lo largo de los años, el hardware ha evolucionado significativamente, aumentando en capacidad, velocidad y eficiencia, permitiendo el desarrollo de sistemas informáticos cada vez más potentes y accesibles. Mientras que el software se refiere a los programas y sistemas operativos que gestionan estos componentes, el hardware proporciona la infraestructura necesaria para ejecutar y almacenar esos programas.
La historia del hardware comenzó en las primeras décadas del siglo XX, cuando se desarrollaron las primeras máquinas de cálculo mecánicas, como la máquina analítica de Charles Babbage en el siglo XIX. Sin embargo, la verdadera revolución ocurrió a mediados del siglo XX con la invención de los primeros circuitos electrónicos y el desarrollo de computadoras como la ENIAC (1945), una de las primeras computadoras electrónicas de propósito general. A partir de ahí, el hardware experimentó un avance vertiginoso con la llegada de los microprocesadores en la década de 1970, lo que permitió la creación de computadoras personales. En la década de 1980, las computadoras de escritorio se popularizaron, y la miniaturización y la mejora de la capacidad de los dispositivos se continuaron acelerando.
El desarrollo y la adopción de hardware en América Latina fue un proceso más lento en comparación con otras regiones, debido a factores como las restricciones económicas, la falta de infraestructura tecnológica y las políticas de importación. Sin embargo, en la década de 1980 y 1990, la globalización y la mejora en las comunicaciones permitieron la introducción de tecnologías de computación en varios países latinoamericanos. Las grandes empresas multinacionales, como IBM, Apple y Microsoft, comenzaron a exportar computadoras personales, sistemas de hardware y software a la región. La penetración de computadoras en oficinas y hogares aumentó significativamente en la década de 1990, especialmente con la llegada de computadoras más asequibles y con un aumento en las inversiones tecnológicas.
El sector educativo, en particular, fue uno de los primeros en adoptar el hardware, con la implementación de laboratorios de computación en escuelas y universidades. Además, las políticas gubernamentales en varios países fomentaron la creación de infraestructuras tecnológicas locales. A lo largo de los años, América Latina también ha comenzado a desarrollar su propia industria de hardware, aunque con un enfoque más limitado en comparación con las potencias tecnológicas globales. No obstante, en la actualidad, la región sigue avanzando en la adopción de nuevas tecnologías y en la creación de soluciones tecnológicas adaptadas a las necesidades locales.